La cadena agroindustrial es la principal generadora de divisas en el país, superando el 65% del total de exportaciones argentinas en 2020. 

De esos productos, la soja es el principal cultivo, no sólo por la producción, sino también por la superficie ocupada. 

En el año 2008, el 80% del valor exportado en cuanto a soja estuvo concentrado en sólo 10 empresas. A partir de dicho año se produjo una desconcentración, que motivó que esa participación se ubicara entre el 50% y 60%. En 2016 volvieron a acentuarse las concentraciones, y el total de empresas que controlaban la exportación nunca superó las 100.

En la actualidad, la soja abarca alrededor del 50% de las casi 37 millones de hectáreas que se siembran, seguida por los cultivos de maíz y trigo que en conjunto representan alrededor del 35%. Estos últimos vieron un incremento en su producción (crecimiento del orden del 60%) a causa de las bajas de retenciones entre 2016 y 2019. Por otro lado, menos del 5% de las superficies cultivadas se dedican a frutas, hortalizas y legumbres.

La situación con la soja es similar en Brasil, donde sobre unas 65.4 millones de hectáreas cultivables, casi el 50% se destinan a soja. En Estados Unidos, sobre unas 108 millones de hectáreas, el 30% se destina a soja, mientras que el 55% son sembradas con maíz y trigo. 

Según el último Censo Agropecuario, existen 250 mil explotaciones agropecuarias, de las cuales 211 mil están a nombre de personas humanas. Pero, ¿Cuántos sojeros hay en nuestro país? Según el Ministerio de Hacienda y el INTA, en 2019 había 57.700 productores de soja en Argentina, de los cuales el 20% concentraba el 70% de la producción.

¿Cuánto ganan los sojeros?

Al momento de escribir este artículo, la soja cotiza a USD 566 la tonelada en el Mercado de Chicago, y el dólar oficial ronda los $137. Es decir, unos 77 mil pesos por tonelada. De ese importe, luego de restar retenciones del 33%, al productor le quedan unos 52 mil pesos por tonelada. Con esos pesos, podría adquirir alrededor de 160 USD a valor blue.

Entonces, suponiendo un precio de 566 USD por tonelada, un rendimiento de 3 toneladas por hectárea (según el promedio de los últimos años), y un productor con 100 has, si vende toda su cosecha obtendrá unos 23 millones de pesos en un año (a valor dólar oficial), luego de descontar las retenciones. Restándole el impuesto a las ganancias (35%) y el impuesto a los ingresos brutos, el número se reduce a unos 10 millones de pesos en un año.

Pasando a limpio, el Estado con su carga impositiva total, se lleva el 60% entre retenciones y otros impuestos.

Si, en cambio, la conversión del precio por tonelada se realizara a un valor cercano al dólar blue ($320 al momento de escribir esta nota), la ganancia del productor, luego de retenciones e impuestos, sería de unos 23 millones de pesos.

Es ante este reclamo que surge el “dólar agro”, de valor intermedio, que el Banco Central (BCRA) dió a conocer mediante una resolución. En ella establece que permitiría a los productores cambiar un 30% de sus ventas a un valor similar al dólar solidario ($226), y depositar el otro 70% en un instrumento que permitiría resguardarse de la inflación.

La ganancia final dependerá de la cantidad de hectáreas del productor y de cuánto decida vender o almacenar en silos. En los resultados estimados no contemplamos los gastos operativos y de personal.

¿Cuánto trabajo genera la soja? 

Según un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo Argentino, la soja genera 1 puesto de trabajo cada 50 hectáreas, entre el eslabón primario, la elaboración de subproductos y el transporte. Totaliza así unos 400.000 empleos a nivel nacional. Junto al servicio doméstico y la construcción, el campo es uno de los sectores que tiene más trabajo no registrado.

¿Qué sucede en otros países?

Según un análisis de Néstor Roulet, productor agropecuario y ex secretario de Valor Agregado, un productor sojero en Uruguay obtiene por tonelada USD 512, en Brasil USD 510, en Paraguay USD 498 y en Estados Unidos USD 530.

Como en países limítrofes no se aplican retenciones y su superficie cultivada va en aumento, algunos analistas temen que productores argentinos migren su capital hacia el exterior. 

Otros, como Carlos Etchepare, señalan que si bien la carga fiscal es un desincentivo, aún el número “cierra” para los productores debido al clima y que algunos costos siguen atados al dólar oficial. Apunta también que “es más dañino el diferencial cambiario que las retenciones” y que, si bien con el número actual los márgenes cierran, una caída en el precio pondría en jaque esa rentabilidad, donde las ventajas de países limítrofes se harían notar.

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Luciano Silvi

Redactor & Desarrollador web en El Punto Medio, especialista en periodismo de datos. Lic. en Ciencias de la Computación por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

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