EL PARTIDO DE FÚTBOL QUE INICIÓ UNA GUERRA

Un tenso partido disputado entre Honduras y El Salvador fue el detonante de un conflicto que dejó miles de muertos
EL PARTIDO DE FÚTBOL QUE INICIÓ UNA GUERRAUn tenso partido disputado entre Honduras y El Salvador fue el detonante de un conflicto que dejó miles de muertos
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Nadie puede dudar a estas alturas que el fútbol es el deporte que más pasión moviliza en el público globalmente y Latinoamérica no es la excepción. La cantidad de personas que convocan los eventos futbolísticos los hacen idóneos para transmitir expresiones políticas de todo tipo, como ya se demostró en las polémicas que rodean el mundial de Qatar

El deporte rey se convierte en una expresión de orgullo, nacionalismo y reivindicación de la identidad propia. Sin embargo las pasiones pueden también pueden derivar en el odio a lo distinto o más específicamente al extranjero.

Este es el caso del partido del 27 de  junio de 1969 durante la clasificación para el mundial de México en 1970 entre Honduras y El Salvador cuyo resultado acabó en una guerra que dejó alrededor de 3000 muertos entre ambos bandos.

Pero cabe preguntarse ¿cómo se llegó a esta situación?

A pesar de ser conocida como la guerra del fútbol, en honor a la crónica escrita por el periodista polaco Ryszard Kpucynski quien actuó como corresponsal cubriendo el conflicto, lo cierto es que el deporte rey solo sirvió de detonante entre dos países cuyas relaciones se venían deteriorando desde hacía bastante tiempo. Según afirmó el periodista Gustavo Veiga, “Los dictadores Fidel Sánchez Hernández, de El Salvador, y Oswaldo López Arellano, de Honduras, aprovecharon para galvanizar a sus pueblos en el nacionalismo (…)los belicistas hicieron la guerra como continuación del fútbol por otros medios. Aunque las causas del enfrentamiento eran más profundas”.

Al conflicto se le conoce como “La  Guerra de las Cien Horas”, en los países  que participaron de la contienda. La falta de tierra cultivable en El Salvador, un país pequeño y superpoblado donde gran parte de la tierra se encontraba concentrada en unas cuantas familias de terratenientes, había llevado a miles de campesinos a emigrar a Honduras, un país cinco veces más grande que El Salvador y con menos población, donde era más fácil conseguir tierra y en el que había una alta demanda de mano de obra durante las primeras décadas del siglo XX.  

La propia élite salvadoreña había promovido la migración como una forma de aliviar las tensiones sociales en el país derivadas del conflicto por la redistribución de la tierra. Para la década de los ’60 se estima que había alrededor de trescientos mil salvadoreños viviendo en Honduras,  lo cual había provocado resentimiento entre la población local, especialmente entre los productores y campesinos hondureños. 

En este marco, el gobierno hondureño llevó a cabo una polémica reforma agraria promovida por el gobierno del dictador Arellano que buscaba limitar la cantidad de tierra que los migrantes salvadoreños tenían en su propiedad mediante la expropiación.  En este contexto, los salvadoreños en Honduras fueron sometidos a una fuerte campaña propagandística que buscaba generar resentimiento hacia ellos haciéndolos responsables por los males del país y amenazándolos con actos de violencia si no abandonaban Honduras. 

Ciudadanos hondureños fundaron “la mancha brava” un grupo paramilitar ultranacionalista que realizaba ataques y matanzas contra los migrantes salvadoreños. A esto, se sumó la disputa territorial que existía en ese entonces entre los dos países por la soberanía del golfo de Fonseca, ubicado en la costa pacífica de ambas naciones. 

Afiche de la mancha brava.

En 1969 y con este conflicto de fondo, las dos naciones se enfrentaban en las eliminatorias para el mundial de México de 1970. El Salvador venció a Honduras 3 a 2 con un gol del delantero Mauricio “Pipo” Rodriguez logrando desempatar el partido durante el tiempo suplementario. Ambas naciones rompieron relaciones diplomáticas mientras se disputaba el partido.

Tras la derrota de Honduras frente a la selección salvadoreña, el 27 de junio de 1969 se produjeron numerosos incidentes entre las hinchadas de ambos países reunidas para el partido en México, donde tenía lugar el encuentro. Esto se terminaría extendiendo a un estallido de violencia generalizada contra los salvadoreños residentes en Honduras. La expulsión masiva de inmigrantes salvadoreños de Honduras provocó fuertes tensiones en el país ya que El Salvador no tenía los recursos ni el tiempo para lidiar con el retorno abrupto de decenas de miles de personas. Cabe destacar que en ese momento el Salvador apenas tenía 3 millones de habitantes y debía prepararse para acoger a decenas de miles de refugiados en cuestión de meses o incluso semanas. 

Disturbios entre hinchas de Honduras y El Salvador. 1969.

En El Salvador el gobierno de facto de Fidel Sanchez se vio presionado para tomar acciones militares contra Honduras. Semanas después del partido, el 14 de julio terminaría estallando el conflicto bélico entre ambas naciones. Las fuerzas armadas de El Salvador atacaron territorio hondureño bombardeando los aeropuertos de Tegucigalpa y  de San Pedro Sula, las principales ciudades del país, con el fin de dejar fuera de combate a la fuerza aérea hondureña. Por tierra el ejército salvadoreño comenzó a adentrarse en territorio hondureño, tomando la ciudad de Ocotepeque, la más importante del sur de Honduras, durante el segundo día de combate. Finalmente el 18 de junio se firmó el alto al fuego.

Prensa salvadoreña de la época reaccionando a los acontecimientos

Lo que dejó

La guerra tuvo severas consecuencias para los países involucrados. Honduras se llevó la mayor parte de las bajas humanas y sufrió graves daños en su infraestructura. El Salvador por su parte salió victorioso militarmente hablando, sin embargo se vio forzada a retirar sus tropas bajo amenazas de intervención y sanciones por parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Las dificultades para la reinserción de los retornados acabaron agravando la situación social del país. Esta enorme masa de campesinos retornados sin tierras contribuyó a una mayor desestabilización social de la que surgirían los grupos guerrilleros que combatieron en la guerra civil salvadoreña a partir de los años 70. “En gran medida, esta guerra tuvo que ver con la tierra disponible, demasiada gente en un lugar demasiado pequeño, y la oligarquía gobernante simplemente alimentó el fuego con la ayuda de la prensa”, comentó a la BBC, Dan Hagedorn, investigador ex militar estadounidense y autor del libro ”Cien horas de guerra”.

Si bien sería inocente afirmar que el fútbol fue responsable del conflicto, es indudable que la pasión por el deporte ayudó a crear el ambiente idóneo para apoyar una acción bélica contra el país vecino y justificar la acción bélica. Finalmente la comunidad internacional falló a favor de Honduras en 1992  con respecto al conflicto territorial aunque El Salvador aún mantiene sus demandas.

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Redactor en El Punto Medio, cubre política local e internacional. Estudiante de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

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