LOS MITOS ECONÓMICOS DEL KIRCHNERISMO Y EL LIBERALISMO

Desde la falta de diferenciación entre Estado y socialismo de los libertarios a los jugosos beneficios dados por el kirchnerismo a los grandes capitales, muchas de las principales banderas retóricas de estos movimientos caen ante la realidad de los hechos
LOS MITOS ECONÓMICOS DEL KIRCHNERISMO Y EL LIBERALISMODesde la falta de diferenciación entre Estado y socialismo de los libertarios a los jugosos beneficios dados por el kirchnerismo a los grandes capitales, muchas de las principales banderas retóricas de estos movimientos caen ante la realidad de los hechos
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El debate público esta acalorado a raíz de una inflación galopante (95% en 2022, 102% interanual y 7.7 % en marzo de este año) y la proximidad en las elecciones presidenciales.

El kirchnerismo esta en crisis y en éste reflotan voces críticas a Alberto Fernández, lanzando la consigna “CFK 2023”: aunque en varias oportunidades la vicepresidenta aseguró que no será candidata.

El relato kirchnerista se ha afianzado mucho durante los 12 años de gobierno y todavía perdura. Aún golpeado sigue siendo una fuerza dominante.

En el otro lado del mostrador, aparece Javier Milei con un discurso sumamente liberal, contra la casta política y todo tipo de ideología de izquierdas. Plantea que la Argentina tiene una decadencia de 100 años y que la única solución pasa por implementar una economía de libre mercado.

El relato liberal también se ha impregnado notablemente en la sociedad argentina en los últimos años, al calor del agravamiento de las crisis argentina.

Sin embargo, tanto discurso como el otro presentan inconsistencias, contradicciones y mitos que trataremos de evidenciar y cuestionar.

La nota abarcará las inconsistencias, las contradicciones y los mitos que lanzan tanto el kirchnerismo, representado en el Frente de Todos y los liberales-libertarios aglutinados en La Libertad Avanza.

El paradigma mileiniano del Banco Central

Una de las inconsistencias de los liberales-libertarios es que piden cerrar el Banco Central y apostar al dólar, y también al bitcoin. Pero la realidad capitalista va a contramano de esa premisa de completa desregulación financiera.

A mediados de marzo de 2023, se dieron por finalizados los rumores sobre un escenario similar a la Crisis del 2008, luego de que quebraran el Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank (SB).

El Índice bancario Nasdaq (KBW) registró su mayor caída desde 2020, y los cuatro bancos más grandes de Estados Unidos perdieron 52.000 millones de dólares en valor de mercado.

La crisis financiera contagió a Europa y obligó al cierre del famoso banco suizo Credit Suisse, que arrastró a otras entidades financieras europeas como Societé Generale (Francia), ING (Holanda), BBVA (España), Deutsche Bank y Commerzbank (Alemania), UBS (Suiza) etc.

Los Bancos Centrales tanto de Estados Unidos como Suiza rescataron a los principales bancos. Según la revista Fortune, la Reserva Federal (FED) asignó 143.000 millones de dólares a sociedades como Signature Bank y Sillicon Valley Bank. Luego, la FED prestó 148.000 millones de dólares a través del programa “ventana de descuento”.

El legislador libertario Ramiro Marra justificó la intervención y el rescate de la Reserva Federal (Banco Central) alegando que “si no hubiera habido un salvataje, hubiera ocurrido una crisis como la del 2008 tranquilamente”.

Además, en febrero pasado, el Banco Popular de China (banca central del país asiático) inyectó 92.000 millones de dólares a su sistema bancario.

Evidentemente hay una contradicción es no tener un Banco Central y uno que funcione adecuadamente.

Cerrar el Banco Central significa pasarle el monopolio de la emisión de moneda a la Reserva Federal de Estados Unidos (FED); es decir, a los norteamericanos.

Asimismo, se dice que sin Banco Central no habrá inflación, aludiendo a que: antes del Central no había inflación; cuando fue mixto entre 1935 y 1946 fue baja; y desde que es público desde 1946 hasta la actualidad, exceptuando la década de los noventa, ha habido una inflación de tres dígitos en términos anuales.

Sin embargo, nada se nombra de que justo en el momento en que fue nacionalizado el Banco Central Argentino en 1946, durante el lapso 1935-1948, han ocurrido nacionalizaciones de los Bancos Centrales en toda Europa, América y Oceanía. Un fenómeno mundial. Aquellos países, con bancos centrales, no han tenido inflación y ni la tienen.

Habrá que preguntarse qué pasó en Argentina con respecto a los europeos.

Una posible respuesta puede ser que se emitió para cubrir un déficit fiscal relativamente elevado producto de un alto gasto público. Aunque la emisión monetaria descontrolada genera inflación, muchos de los países europeos en la posguerra también tuvieron elevados gastos públicos, pero no tuvieron inflación, es decir, tener una banca central no es igual a inflación como los libertarios plantean.

¿Combate K a los monopolios y al capital concentrado?

Es harto escuchar a dirigentes del kirchnerismo durante los doce años y ahora sobre el “combate a los monopolios, la oligarquía y el capital concentrado”. En los hechos no se ajusta absolutamente esta consigna.

Solo entre 2003 y 2009, los subsidios del Estado a las grandes empresas crecieron un 345 % en términos reales según publicó Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (IDESA) a principios de 2011. Esto ocurrió en un contexto donde las inversiones cayeron, pues la menor disposición a invertir queda reflejada en que las amortizaciones cayeron un 17%, según la Encuesta Nacional a Grandes Empresas del INDEC.

A principios de junio de 2009, pena crisis internacional mediante, el gobierno de Cristina Kirchner le otorgó desde el ANSES entre 200 y 300 millones de pesos a la automotriz General Motors. Un dinero que pertenece a nuestros jubilados y no se sabía si la empresa lo iba a devolver, dado que se iban a pagar con las futuras exportaciones de la empresa.

Finalmente fue cancelado el 16 de noviembre de 2010. En noviembre de 2011 el Gobierno tuvo que dejar de subsidiar por 600 millones de pesos a bancos, otras financieras, casinos, hipódromos, bingos, mineras, petroleras, aeropuertos y telefónicas.

Lo hizo a través de la eliminación de subsidios a las tarifas de electricidad, gas y agua. Este escándalo venía sucediendo desde 2005. Pero lo sorprendente es otra cosa. Cristina tuvo que dejar sin efecto un decreto de Néstor Kirchner que autorizó a las petroleras-mineras a liquidar el 100% de sus divisas en el exterior, llegando al colmo de tener que restaurar para ello un decreto de Menem.

En el 2010, Cristina Kirchner le regaló un monopolio a Telefónica, donde el gobierno aprobó la entrada de Telefónica de España en Telecom Argentina. Esto incluye no solo el comercio telefónico, sino también el internet y las redes de cable. En 2007 Telefónica de España había comprado el 42 % de Telco (una empresa que poseía el 25 % de Telecom Italia), y se creó una situación de monopolio absoluto. La Telefónica de España pasó a ser dueño de las dos empresas de telefonía fija más importantes de Argentina, no cumpliendo lo que establecía la ley de privatización de los teléfonos.

En 2014, la nueva reglamentación de Ley de Hidrocarburos extiende hasta 35 años las concesiones, con posibilidad de prórroga por otros 10. Como a la fecha las empresas tenían otorgados los pozos con fechas de vencimiento entre 2016 y 2027, se estuvieron alargando las concesiones hasta 2065. El decreto 929/2013 y la ley 27.007/2014, sobre las condiciones para las explotaciones no convencionales, expresan concesiones virtualmente a perpetuidad y un nivel máximo de regalías muy bajo, criticado hasta por el PRO.

Estas políticas superan incluso las medidas más entreguistas de los años noventa. Si tenemos en cuenta que la vida útil de un pozo no convencional es de aproximadamente 40 años, lo que hay es un otorgamiento del saqueo a perpetuidad. Simplemente para comparar: en los Estados Unidos las concesiones son de entre 5 y 10 años. Además, la legislación anterior establecía que ninguna empresa podía tener más de 5 concesiones por área. Con la nueva ley, se termina favoreciendo a los pulpos petroleros.

El 21 de marzo de 2011 el gran terrateniente Gerardo Werthein se declaró kirchnerista al afirmar que “la mejor candidata es Cristina Kirchner porque es quien está llevando las riendas del país y lo está haciendo muy bien. En este contexto mundial difícil, Argentina está muy bien parada” y que “tiene una gran virtud, porque es una persona que escucha y motiva”.

Los subsidios que se otorgaron en la era K fueron pro ricos. El 20% más rico de la población (que concentra el 54% de la renta) recibió el 30% de los subsidios a los servicios públicos, con un total de 39.500 millones de pesos; mientras el 20% más pobre del país (que concentra el 3,8 % de la renta) percibió apenas el 12,1% de esos beneficios, con un total de 16.200 millones de pesos. La información pertenece a un informe hecho por la Dirección Provincial de Estudios y Proyecciones Económicas de la Provincia de Buenos Aires en marzo del 2014, a cargo de León Salim.

El socialismo y el capitalismo para los liberales

Los liberales despotrican contra el socialismo. Para ellos hasta el nazismo y el fascismo fueron socialistas, justificando al primero porque el nombre original era “Partido Nacionalsocialista alemán”. Si tendríamos que guiarnos por lo que dice un nombre, entonces Corea del Norte es un país democrático porque su nombre oficial es República Popular Democrática de Corea. Un absurdo.

La definición que tienen los liberales sobre el socialismo es muy errónea, basándose en que el socialismo es un sistema económico que pugna por la intervención del Estado en toda la economía, expropiaciones, altos impuestos y gasto público, subsidios, etc. Con esto se critica a los marxistas.

Pero ¿de dónde sale esa definición? Basta con escuchar a Milei en alguna de sus intervenciones televisivas.

La realidad es que el socialismo es un sistema socioeconómico que pugna por la socialización de los medios de producción y un Estado obrero.

La socialización de los medios de producción equivale a decir que los trabajadores son dueños de los medios de producción (máquinas, herramientas, equipos, fábricas, diversos instrumentos) y gestionan/administran las empresas, pasándolas a administrar.

Si bien es verdad que en el socialismo el Estado es dueño de toda la economía, son los trabajadores los que administran esa economía a través del Estado. Los funcionarios públicos no gestionan nada. Por ejemplo, si hay una empresa estatal de neumáticos, esa empresa le pertenece al Estado pero son gestionadas / administradas por los trabajadores. Los funcionarios públicos solo darán fondos.

Decir que el socialismo es que el “Estado hace cosas” o que “Socialismo = Estatismo” fue refutado por Friedrich Engels, quien escribió el Manifiesto Comunista junto a Karl Marx, hace más de 140 años, en 1877.

“Desde que Bismarck optó por la propiedad estatal de los establecimientos industriales, ha surgido una especie de socialismo espurio, que degenera, de vez en cuando, en una especie de servilismo, que sin más preámbulos declara toda propiedad estatal, incluso de tipo bismarckiano, ser socialista. Ciertamente, si la toma de control de la industria tabacalera por parte del estado es socialista, entonces Napoleón y Metternich deben contarse entre los fundadores del socialismo”.

Después sigue: “Si el Estado belga, por razones políticas y financieras bastante comunes, construyó él mismo sus principales líneas ferroviarias; si Bismarck, sin ninguna compulsión económica, tomó para el estado las principales líneas prusianas, simplemente para estar en mejores condiciones de tenerlas a mano en caso de guerra, para criar a los empleados ferroviarios como ganado votante para el gobierno, y especialmente crear para sí mismo una nueva fuente de ingresos independiente de los votos parlamentarios: esto no fue, en ningún sentido, una medida socialista, directa o indirectamente, consciente o inconscientemente. De lo contrario, la Real Compañía Marítima, la Manufactura Real de Porcelana e incluso el sastre del regimiento del ejército serían también instituciones socialistas”.

Claramente Engels lo describe en términos irónicos, burlándose de las inconsistencias de los que hablaban de que “Socialismo = Estado”.

En el Manifiesto Comunista se propone un programa donde aparece la estatización, pero en el marco de una revolución obrera triunfante. Pero una cosa es una estatización llevada a cabo por un gobierno socialista y otra por un gobierno capitalista. Asimismo, Marx no apoyó la demanda de estatización de la renta de la tierra en Estados Unidos, a pesar de que era una consigna muy popular. Esa consigna fue propuesta en el Manifiesto Comunista, pero junto a otras medidas de transición (Carta de Marx a Sorge, 30 de junio de 1881).

En 1891, Engels afirmó que “cualquier nacionalización no es una abolición, sino una alteración en la forma de explotación capitalista” (Carta de Engels a Oppenheim, 24 de marzo de 1891).

Las experiencias más cercanas al socialismo a nivel mundial e histórico no se encuentra en la Unión Soviética, ni en Cuba, ni en Corea del Norte ni en los países de Europa del Este. Lo más cercano es más o menos la Yugoslavia de Tito (llegaron a exportar autos a Estados Unidos), la Comuna de París en 1871, regiones de Italia (hay municipios donde el 30 % de la economía esta en manos de cooperativas) e incluso regiones de Japón, donde el nivel de cooperativismo es el más alto del mundo. Quiero aclarar, desde ya, que Japón es un país extremadamente capitalista. Pero hay que destacar el nivel de cooperativas que tiene.

Otro error es incurrir en la dicotomía capitalismo-comunismo. No solo que es extraño y errado hablar de comunismo luego de la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS hace más de 30 años, sino que también lo es pensar que el capitalismo de libre mercado es el único valido.

El capitalismo es un sistema socioeconómico basado que ha sufrido muchas mutaciones en los últimos 200 años, y que luego de cada crisis se reinventó. Pensar que el libre mercado siempre fue la expresión del capitalismo durante dos siglos es ignorar la historia. Pero incluso no tiene ni sentido pensar que algo fue siempre igual durante mucho tiempo.

La Crisis de 1930 fue un antes y un después en la historia del capitalismo, para que una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial se consolidaran las posiciones más estatistas y de regulación en la economía, junto con el Estado del bienestar.

El kirchnerismo y los grandes capitales

Una parte de la arremetida contra el gobierno de Mauricio Macri por parte del kirchnerismo fue que representa los intereses de la oligarquía agro ganadera y muestra que un ejemplo claro de esto fue la eliminación y reducción de retenciones sobre la exportación de los productos agrarios.

Pero si ampliamos el panorama, Macri aumentó las retenciones a los productos industriales. Entonces ¿ahí estaría a favor de la clase trabajadora industrial y en contra de la burguesía industrial?

¿Qué pasó en el gobierno de los Fernández? Ni bien asumió Alberto Fernández, dispuso una reducción de las retenciones del 12% al 8 % a las exportaciones sobre la minería y el petróleo.

En diciembre del 2020 el Gobierno decretó amplios beneficios fiscales para la industria del conocimiento (software, nanotecnología, biotecnología, ingeniería nuclear, industria satelital, audiovisual, aeroespacial y robótica), principalmente mediante la eliminación de las retenciones a las exportaciones de servicios de las industrias del conocimiento, que incluye el siguiente paquete de medidas:

a) reducción segmentada del Impuesto a las Ganancias según tamaño de la empresa

b) rebajas de hasta el 70 % en las contribuciones patronales

c) más beneficios adicionales en las contribuciones patronales si se contratan mujeres, personas con discapacidad, residentes en zonas de menor desarrollo, personas de la comunidad trans y profesionales con estudios en posgrado en materias como ingeniería, ciencias exactas o naturales (Decreto 1034/2020).

En agosto de 2021 el Gobierno kirchnerista presentó la Ley de Promoción de Inversiones Hidrocarburíferas que plantean beneficios impositivos y mayor libertad cambiaria. Hay que recordar, además, que este sector cuenta con un precio dolarizado para el gas en boca de pozo. Solo los subsidios a la producción de gas fueron de 36.000 millones de pesos en 2021.

Con la ley, las retenciones se fijan entre el 0% y el 8%, y los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono no tendrán una suba trimestral indexada a la inflación, sino que los aumentos se regirán por alícuotas porcentuales sobre el precio de venta.

Asimismo, se plantea una reducción del 80% de las contribuciones patronales en los primeros años si se contratan a mujeres y la comunidad trans. A su vez, contiene un beneficio fiscal extra para inversiones en proyectos especiales, como el almacenaje subterráneo de gas natural.

Si el nivel de retenciones parece un chiste, se creará un fondo con asignación específica con el 2% de las retenciones a la exportación “para promover la inclusión laboral con perspectiva de género y para premiar proyectos con el menor impacto ambiental”. Es decir, que lo que pagan las empresas por retenciones, el Estado se los devuelve “por otra ventanilla”.

En septiembre de 2021 el Gobierno aprobó un proyecto de ley de Agroindustria que contenía beneficios explícitos al capital agrario, a saber: la habilitación para descontar del Impuesto a las Ganancias la compra de maquinaria, insumos y semillas fiscalizadas, y eximir del Impuesto a las Ganancias a los ganaderos durante el proceso de engorde.

Estos beneficios estarían dirigidos a multinacionales extranjeras de renombre como Monsanto-Bayer y Syngenta (que concentran la producción de semillas, agrotóxicos y fertilizantes), y John Deere que es preponderante en la fabricación de maquinaria agrícola, además de no hacer nada ante la posición dominante de los pooles de siembra.

En agosto de 2022 se reglamentó la eliminación de retenciones a las exportaciones de autos hasta diciembre de 2031 (previsto en el decreto 150 del año 2021), donde además se expresan beneficios como la devolución anticipada del IVA y la amortización acelerada del Impuesto a las Ganancias. Cabe destacar que en campo automotriz tenemos a transnacionales como Toyota, Renault, Peugeot, Ford, Volkswagen, Hyundai, etc.

Ya en septiembre de 2021 el Gobierno confirmó la eliminación de los aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos e híbridos.

Keynes, Marx y los liberales

Los liberales afirman que John Maynard Keynes era “socialista” y que admitía que “la emisión de dinero no genera inflación”. Nada de eso se encuentra en los escritos de Keynes. Lo que si se desvela es un profundo desconocimiento sobre la teoría keynesiana. Hablar de Keynes basándonos en lo que diga Axel Kicillof no tiene ningún sustento argumentativo.

Decir que Keynes era socialista cuando los países capitalistas del mundo abrazaron sus teorías, luego de la crisis fatal de 1929, teniendo como uno de sus fundamentos evitar el avance del comunismo, es una deshonestidad e ignorancia totales.

Keynes definió la inflación como “la oferta de medios de pago (dinero y crédito) superior a la oferta de bienes”, en su libro Tratado de la reforma monetaria, publicado en 1920. El ultra keynesiano Michael Polanyi afirma: “cuando se emite más de lo demandado, se cae en una inflación autoacelerada”. Y sigue: “Es imprescindible que procuremos que la circulación aumente hasta el punto donde asoman los primeros indicios de inflación”. Keynes agregó que “una fluctuación en la vara de medir el valor no modifica en lo más mínimo la riqueza del mundo, ni sus necesidades ni su capacidad productiva”.

¿Qué decía Karl Marx? Explicaba que en la economía lo que circula, lo que se intercambia, son los bienes que se producen y los servicios que se prestan. La moneda sólo es una mercancía más, un bien cualquiera (antes el oro, ahora el dólar), que se usa como medida de valor de los demás bienes y servicios y que sirve para facilitar esos intercambios.

Cuando la moneda circula, lo que hace es representar a los demás bienes que la gente intercambia, pero no tiene una entidad propia. Marx decía que la ley de la circulación del papel moneda «es simplemente que la emisión de papel moneda debe limitarse a la cantidad en que tendría realmente que circular el oro simbólicamente representado por él”.

Marx explicaba que la cantidad de moneda que circula es igual a la suma de los precios de las mercancías sobre el número de traspasos de moneda (velocidad de circulación).

Como antes los que emitían dinero eran los bancos privados, Marx decía que los banqueros robaban a la gente cuando emitían más de lo necesario para que se produjeran los intercambios de bienes y servicios en la sociedad. Lo mismo hace ahora el Banco Central. Decía Marx: “Basta poner en circulación una cantidad determinada de billetes para echar fuera de la circulación a otros tantos, golpe artístico bien conocido por los bancos”.

En una carta a Engels del 25 de febrero de 1859, escribía que “la suma de los valores o la riqueza de un país puede acrecentarse tan solo por el aumento de los productos reales, y nunca por el aumento de la cantidad de dinero…”.


Fuentes

Friedrich Von Hayek, “El ciclo del comercio“, página 31.
https://www.ambito.com/economia/cristina-ayuda-general-motors-prestamo-us-70-millones-fondos-la-anses-n3563795
[4] https://www.ambito.com/edicion-impresa/anuncio-el-gobierno-la-eliminacion-subsidios-empresas-600-millones-n3709667
https://www.infobae.com/2011/03/21/570973-werthein-aseguro-que-la-mejor-candidata-es-cristina-kirchner/
https://www.marxists.org/archive/marx/works/1877/anti-duhring/notes.htm. Párrafo 10.
http://empresaytrabajo.coop/internacional/japon-sigue-liderando-el-ranking-mundial-de-cooperativas-y-mutualidades/
John Maynard Keynes, “Tratado de la reforma monetaria“, página 25, FCE, 1996.
Michael Polanyi, “Pleno empleo“, Revista de derecho privado, Madrid, pág 68, 1944, supervisado por John Hicks y Joan Robbins.
Karl Marx, “El Capital“, página 102, traducido por Juan B. Justo.
Karl Marx, “El Capital“, página 95.

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