El primer capítulo de la sexta temporada de Black Mirror introduce un dilema que pocas semanas después se replicaría en Hollywood. La trama del episodio sigue a una ejecutiva de tecnología que descubre que su vida está siendo adaptada en una serie por la corporación Streamberry y protagonizada por Salma Hayek.

El capítulo presagia una era de “entretenimiento generado automáticamente” a partir de CGI, avatares y modelos de voz entrenados con los actores. Los detalles incluyen temas como la aceptación de términos y condiciones sin leer, la cesión de derechos de imagen, etc. 

En el cuarto episodio de la vigésima temporada de Los Simpsons, se parodia la ambición de publicistas que desean usar imágenes de famosos contra su voluntad, por lo que contratan a Homero para matarlos y así quedarse con los derechos de imagen.

Esta vez, en el mundo real, a comienzos de julio, en Hollywood se produjo una huelga de guionistas y actores. ¿La razón? Del lado de los guionistas, los grandes estudios quieren utilizar la Inteligencia Artificial (IA) para crear guiones de forma más rápida.

El trabajo de los guionistas pasaría a ser revisar estos textos, lo cual presenta una incógnita: si se le paga a un escritor por un guión y luego se utiliza ese material como base para que la IA genere un nuevo texto destinado a una nueva producción, ¿qué derechos, regalías o comisiones tendría el guionista?

Del lado de los actores se sumaron otros planteos: con el avance del streaming, se pierde el conteo de las visualizaciones, cifras que las empresas no hacen públicas. Cuando el contrato de los actores involucra que parte de su sueldo se abonará según la recaudación en taquilla, sólo se contabilizan los números del cine.

Esto ha desencadenado casos concretos: en su momento, Scarlett Johansson demandó a Disney porque no le informaron que “Black Widow” tendría un estreno simultáneo en Disney Plus y en cines. Con esto, no recibiría ningún ingreso por las reproducciones vía streaming en un momento donde la gente redujo su asistencia a las salas presenciales.

Este punto del reclamo no pide ni más ni menos que una modernización en las normativas vigentes ya que, desde 1980, como resultado de otra huelga durante los comienzos de la TV por cable, los actores reciben regalías por las reproducciones de sus interpretaciones en televisión o venta de VHS/DVD.

A modo anecdótico, en Argentina, desde 2008 los actores perciben un pago por cada emisión y repetición de cada programa o película en la que hayan participado por televisión. Las infinitas repeticiones exitosas de la sitcom “Casados con hijos”, dio lugar a este planteo, al ver que los ingresos por publicidad iban sólo al canal. La ley reglamentada ese año especificó una temática que ya estaba vigente en la Ley de Propiedad Intelectual de los años ´30, pero que no se estaba cumpliendo. El gris legal en cuanto al streaming sigue abierto.

Otra de las polémicas en la huelga de actores de EEUU se acerca a la de los guionistas en cuanto a la aplicación de inteligencia artificial. Los estudios de Hollywood, mediante la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) han deslizado propuestas al sindicato de actores para escanear los rostros de los intérpretes, pagándoles por un solo día de trabajo, pero manteniendo sus imágenes digitalizadas para utilizarlas a perpetuidad, sin pagar por la propiedad intelectual. 

La AMPTP negó rotundamente estas afirmaciones, insistiendo en que el uso de las réplicas digitales se limitaría exclusivamente al proyecto para el cual el actor fue contratado. Sin embargo, desde el lado de los actores afirman que son muchas las voces que se han filtrado con respecto a lo que serían las verdaderas intenciones. 

La presidenta de del Sindicato de Actores (SAG-AFTRA), Fran Drescher (conocida históricamente por interpretar la exitosa serie “La Niñera”), ha advertido, cual si fuera una Sarah Connor del mundo real, que, si no se toma una posición firme en este momento, todos corren el riesgo de ser reemplazados por máquinas. 

El cameo del fallecido actor Paul Walker en su despedida en “Rápido y furioso 7” mediante algunas técnicas de CGI es una breve demostración de hacia dónde podría ir la industria. Es que, como vemos a continuación, los videos del estilo deepfake abundan, y la combinación de ellos con los modelos de voz más las imágenes generadas por computadora, podrían intentar prescindir de los actores.

Este conflicto debería también interpelar al público: ¿Estamos dispuestos a ceder en la calidad de los contenidos? ¿Nos conformaría ver un avatar de Johnny Depp imitándolo? ¿Tendría diferencia para nosotros escuchar cantar a Adele o a una réplica con su mismo modelo de voz?

Fuentes

Declaraciones públicas de SAG-AFTRA, AMPTP y Fran Drescher.

Ley del Intérprete. Ley de Propiedad Intelectual. InfoLeg

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Luciano Silvi

Redactor & Desarrollador web en El Punto Medio, especialista en periodismo de datos. Lic. en Ciencias de la Computación por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

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